Evaluación

 

La autoevaluación

Cuando inicie mi labor me enfrente a muchos cuestionamientos sobre la manera en la cual debía actuar o ejecutar el quehacer docente. En la universidad, puedo decir que de forma general presentan conceptos y estrategias que se pueden llevar a cabo en el aula, pero es muy poco lo que se enseña sobre como orientar las clases o enfrentarse a un grupo de estudiantes que quieren aprender. El primer año en una nueva institución es complejo, requiere adaptación, planeación y una buena ejecución de los procesos de enseñanza. Eso me sucedió en la primera institución a la cual ingrese, esta de carácter privado, donde la exigencia es alta no solo para los estudiantes sino más aún para los docentes.

En las indicaciones dadas por la coordinadora en la inducción, uno de los parámetros más importantes para dicho colegio es la evaluación, proceso fundamental en el aula, con el porcentaje más alto respecto a la nota general y que además es contante, permanente y riguroso. Pensar en la manera adecuada de evaluar un contenido rondaba mi cabeza contantemente: cómo hacerlo, qué preguntar, cómo estructurar las preguntas. Un proceso evaluativo sumativo basado en criterios exige planeación, organización y esquematización para lograr el fin último que se pretende y que de esa manera también los estudiantes puedan dar cuenta de lo que saben.

Después de muchos errores y ensayos he logrado estructurar evaluaciones en las que los estudiantes den cuenta de un tema, pues así lo requiere y exige la institución. Aunque esa forma de evaluar sigue siendo un cuestionamiento en mi practica pedagógica hay algo que aún mas me cuestiona y es el asunto de la autoevaluación. Para dicha institución en la cual laboro, la autoevaluación es ese proceso en el cual el estudiante por medio de unos criterios asigna una nota cuantitativa a su proceso durante un periodo académico.

Este proceso si que me ha traído más interrogantes que la misma evaluación sumativa. Para el grado quinto, en el cual oriento las clases, son niños que aún les cuesta reconocer sus falencias, se dejan llevar fácilmente por comentarios de un compañero, no saben en muchas ocasiones que actuares son apropiados y cuales no. Asignar una nota por medio de unos criterios donde se supone que me evalúan como persona me parece algo sesgado, considero que no le permite a los estudiantes hacer una real mirada a su quehacer, a su proceso de formación.

Esta situación no solo me ha cuestionado hoy, sino durante los 3 años que llevo en la institución, ya que cada periodo digo a los estudiantes que por favor con los criterios presentados en el formato se autoevalúen. En una ocasión sugerí a los estudiantes no usar el formato y preferí que cada uno pensara cómo había sido su proceso durante el periodo, desde diferentes aspectos: lo personal, la relación con sus compañeros, la motivación para la clase y los invité a dar su opinión frente a las temáticas y actividades que se realizaban.

Al inicio les constaba mucho manifestar sus opiniones pues su mente ya estaba sesgada a un formato y unos criterios esquemáticos que venían trabajando por años. El ejercicio tuvo sus pros y sus contras, solo algunos estudiantes lograron reconocerse como seres humanos, como niños de su edad y las capacidades que tienen para lograr lo que se propongan. De esa actividad quedaron algunos sin sabores, como el llamado de atención por parte de coordinación al no usar el formato que obligatoriamente se debe usar para autoevaluar a los estudiantes.

Hoy, en la virtualidad siento que ese proceso de autoevaluación ha sido más complejo que en la presencialidad, si antes cuando la mayor parte del tiempo se encontraban con un acompañante o guía constante, ahora que los estudiantes se encuentran en casa es más difícil que ellos reconozcan sus debilidades y fortalezas en un trabajo que se ha convertido más autónomo. Autoevaluar en la virtualidad se ha trasformado en indicar una nota rápida, sin pensar y profundizar, sino pensando en que ella me va a ayudar a subir la nota general para no perder la materia.

El proceso de autoevaluación no debería sesgarse a una nota, debería llevar a la reflexión, proceso que ayudaría a reconocer, mirar y evaluar un proceso de formación y que a partir de él pueda marcar el inicio de cambio o reestructuración de algo que quizás no se este haciendo bien.



ENTREVISTA 

Comparto con ustedes la conversación con la compañera Lady Sáenz. Ella es docente de grado primero en una institución pública del sector de San Cristóbal corregimiento de Medellín. 


 

Según el documento de Colombia aprende, siempre día E (2017) "La evaluación se hace formativa cuando el estudiante puede comprender su proceso y mejorar a partir de este. También cuando el docente puede reflexionar y adecuar lo que sucede en el aula estableciendo estrategias pedagógicas y didácticas para todos los estudiantes" p. 6. Para la compañera Lady la evaluación es un proceso de formación donde el estudiante puede reconocer su proceso y aprender de él y el docente puede ayudar a implementar metodologías para el fortalecimiento de sus habilidades. 

Me parece un gran reto el que esta asumiendo en este momento de pandemia, donde la comunicación con sus estudiantes ha sido más compleja. Los maestros nos vemos en la tarea de repensar los instrumentos con los cuales queremos evaluar, buscando siempre lograr un objetivo. 



Comentarios

  1. Buenas tardes compañera Ana María. Considero como lo mencionas en tu reflexión, que la evaluación es un proceso complejo y delicado porque del resultado que ella arroje muy probablemente va a depender el grado de motivación o desgano que el estudiante tenga hacia la materia. Es por esta razón que considero que cuanto más prácticos seamos a la hora de enseñar y a la vez, vayamos indagando sobre lo asimilado mediante casos concretos sobre los cuales el estudiante deba tomar una posición o actuar, le estaremos dando más herramientas para que interiorice y realmente perciba que está entendiendo el tema o ejercicio que se esté tratando.
    El ejercicio que les propusiste fue muy interesante y lamento que los resultados no hubieran sido los esperados ya que por un lado los chicos dieron cuenta de cómo los hemos "amoldado" para la repetición, memorización e imitación, y por otro lado, vemos cómo desafortunadamente algunas instituciones siguen aferradas a un esquema que les asegure un número mas no una verdadera formación en sus alumnos y es por eso que mediante algunas preguntas que inducen a unas respuestas de sus estudiantes, las mismas que están pre-establecidas, obtienen ese número que supuestamente refleja el nivel en que está el estudiante respecto a su proceso.
    Considero que a pesar del resultado de tu ejercicio, no significa que vayas a desecharlo. Por el contrario, creo que debes cultívalo yendo poco a poco para que no sea un cambio brusco para los chicos, pues esto demuestra que lastimosamente para ellos, esa autoevaluación carece de profundidad e importancia pero no es por su culpa, sino por lo que les hemos venido transmitiendo desde la escuela y es por eso que a pesar de resultarles un tanto incómoda de realizar, la ven igualmente como un número y en ocasiones es ese salvavidas que les va a "arreglar" la nota.
    Mientras no se vea en la evaluación una calificación de la que depende su avance en el proceso y no se motive al estudiante para que se apropie del conocimiento y a la metacognición como lo hace Lady con sus pequeños de clase, será muy difícil quitar ese estigma que está asociado a la memorización y repetición. Pero para esto, el cambio debe venir desde los docentes como ya lo intentaste una vez, e insisto, debes continuar haciéndolo, y desde las instituciones.

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  2. Ana, qué experiencia tan particular, puesto que te ha servido para interrogarte sobre el sentido de la autoevaluación, y mucho más con niños del grado 5°. Te invito a que reflexiones más, a que pienses qué diferencia hay entre un niño de 8, 9 o 10 años respeto a un adolescente de 16 o 17. ¿No serán acaso las mismas dudas que te surgen con los niño? Te invito a pensar en qué significa formar en la autonomía y en la responsabilidad, antes que, en la autoevaluación, pues será automática, sin necesidad de detenerse en cuánto debe calificarse sino en cómo ha asumido su aprendizaje.

    En la entrevista con Lady es de rescatar que hay una gran dificultad para establecer comunicación con los estudiantes, sin embargo, lo hace, a pesar de las limitaciones de la herramienta o del número de estudiantes que puede atender. Y la evaluación que hace, de carácter formativo, la asume como una herramienta que hace parte del proceso para favorecer los aprendizajes y no como un asunto final. Permitirle a los estudiantes reconocerse a sí mismos y saber en qué requieren apoyo para avanzar.

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